lunes, 17 de marzo de 2014

Automat Kaláshnikova

NOTA DEL AUTOR: En la última entrega del club de escritura, la premisa era la de escribir un relato de "despedida", de temática y extensión libre, pero con una condición: que fuera una despedida personal, algo verdadero; y esto es lo que sentí.



Ahora que el último foco quedó en silencio.

Ahora que la última nota al suelo cayó.

Ahora que el escenario recuperó la consciencia y decidió romper el hechizo que nos unió; ahora, es la hora de decir adiós.

Años de disfrutar ruido, de golpearnos distorsión; años de digerir vatios y compartir ensayos sobre la sordera. Años que acaban en un adiós.

Cada acorde sudado, cada corchea sangrada, cada lágrima en Re menor, todo, todo acaba en un adiós.

Funcionamos como una sola unidad, como un solo ser. Nuestros latidos se coordinaron al pulso de cada canción… frecuencia cardiaca en cuatro por cuatro;  cada tendón de nuestro cuerpo se armonizó en la nota perfecta, a 440 megahercios de afinación; y adiós.

Cuatro alientos entre cuatro paredes. Ilusiones acolchadas.

Kilómetros y kilómetros de música corriendo por los cables del amplificador, para nacer, gritar, y al final, decir adiós.

Juntos sentimos que España ardía bajo nuestras botas, y ahora todo parece un recuerdo en mi cabeza.

Todo fue único, impar, desde el primer sonido que escupió la cuerda de una guitarra hasta el último eco de la última vibración que escapó de las tripas de un timbal. Magia atrapada entre los cinco barrotes de una celda llamada pentagrama, custodiada por un celador en clave de sol.

Y ahora todo suena como un adiós, la partitura más desafinada que del local de ensayo salió.

Nunca olvidaré aquel concierto a vuestro lado, ese aplauso compartido, toda la risa regalada… nunca lo olvidaré.

Conjunto, grupo, banda… es todo más sencillo que eso:
Primero compañeros.
Luego amigos.
Al final, hermanos.

Hicimos de la música un abrazo.

Siento mi ausencia como una herida abierta, como un vacío, la espada y la pared de mi vida. Un adiós que huele a despedida; pero que duele como si fuera una traición, una huida. 

No me arrepiento de uno solo de los segundos que fui uno de vosotros. Y ahora que la última nota suena como un adiós, tan sólo me invade el orgullo de saber que una vez fui llamado “AK97”.    
     
No hay palabras que envuelvan todo esto, no hay premios de consolación, no hay discurso de despedida, solo un “gracias”, hermanos, de corazón.

viernes, 10 de enero de 2014

ODIO


Odio es la sensación de desprecio que entumece tu conciencia, es el rechazo a toda muestra de sentimientos; es la sensación de libertad interior, son las ganas de romper el aire que te rodea.

Odio es el ansia de salir del cuerpo que te envuelve y demostrar tu ira al mundo; es la sensación de poder que te hace sentir bien hasta que te abandona. Odio es la cara oculta de tu alma que sale a la superficie para reivindicar esa superioridad que nunca aflora en ti.

Odio es la voz que se alza sobre las masas y destroza a todo aquel que se pone por medio. Es querer morir para saberte eterno, es mirar a otro ser humano y despreciarlo, es el dolor y la ira, es la voz de tu conciencia, es estado inconsciente que no quieres que te posea pero que cuando entra en ti no quieres que se vaya. Es la fuerza que te impulsa a seguir adelante sin  mirar atrás, sin recordar lo pasado.

Odio es el flujo que corre por tus venas y te hace escupir virulentamente palabras de desasosiego y rencor, de rechazo y podredumbre. Odio refleja el rostro del eterno ser oprimido. Es la llama que se enciende en los ojos de la frustración.

Odio es el grito amargo y anónimo del que está triste y apagado; es la evolución de la rabia, el resultado trágico de un amor no encontrado, es la concentración del dolor más profundo.


Odio eres tú aunque  no lo aceptes, odio soy yo aunque no lo quiera.

"HELP"

Escrito en algún momento de 1996

martes, 19 de noviembre de 2013

SI QUIERES...


Sangra mi sangre si faltas,
lloran mis lágrimas de pena;
se pausa el pulso en mis venas,
revive mi vida si vuelves.

Quiero vivir en tu vida,
y quiero morir en tu muerte;
quiero perder los sentidos,
quiero quererte, si quieres...


Septiembre 2009

martes, 5 de noviembre de 2013

εὐθανασία

εὖ - eu (‘bueno’) y θάνατος - tánatos (‘muerte’)


Buen morir

“Posidippus de Cassandra (316 a.C. – 250 a.C.): “De todo lo que un hombre puede pedir de los dioses la eutanasia es lo mejor”.




Cautivo, prisionero,
en una celda sin barrotes ni carceleros.
Atrapado en tu propio cuerpo, 
en un océano de tormentos.
Vivir insensible sobre el compás que marca el tiempo.
Morir cansado sin conocer el movimiento.
Porque vivir así no se puede llamar vivir, condenado; pensando siempre en la hora de partir de aquí, ya estoy al otro lado.
Quiero salir de aquí.
Hipocresía que no mata, que a esta mala muerte ata, que me condena y obliga, al dolor de no sentir.
Quiero salir de aquí.



NOTA DEL AUTOR:            La letra de esta canción ha sido co-escrita por Julián Martínez y David "Rubio" Ak97

tu vida... tu libertad

Buscar a tientas la salida y no encontrar más que muros de cemento –miradas de  frío hielo-
Querer huir de tu cuerpo, de tu propia prisión de huesos –de huesos-
Mirarte en el espejo, y ver en el reflejo la frustración –la sinrazón-
Dejar a un lado el silencio, abrirte paso en el cielo y volar –y gritar-

Creer en lo que no está escrito, gritar pidiendo auxilio, y no escuchar –y nunca hallar-
Correr hacia el infinito, ir hasta el más allá, y no encontrar –y nuca hallar-

Inútilmente tú te escondes                                       -pero te encuentras-
Por tus venas nada corre                                            -sólo tus miedos-
El suicidio está en tu mente                                       -pero no te atreves-
Y aunque crees que nada vales                                               -algo quieres-
Tu vida… tu libertad.

Tu alma es tu celda, tu mente el dolor, tus ojos el viento soplando –por ser libres-
Coger la vida con las manos y no dejar de apretar, hasta que no respire -hasta hacerla sangrar-
Romper tus miedo usando la imaginación, salir corriendo olvidando –tus sueños-
Abrir el aire con tu aliento, cruzar el tiempo a golpe de superación –de corazón-

Creer en lo que no está escrito, gritar pidiendo auxilio, y no escuchar –y nunca hallar-
Correr hacia el infinito, ir hasta el más allá, y no encontrar –y nuca hallar-

Inútilmente tú te escondes                                       -pero te encuentras-
Por tus venas nada corre                                            -sólo tus miedos-
El suicidio está en tu mente                                       -pero no te atreves-
Y aunque crees que nada vales                                               -algo quieres-
Tu vida… tu libertad.

EN COMA

Ayer, un sueño te invadió: “tu marido estaba postrado en la cama de un hospital”.
Sufrió un problema de corazón, y el coma le robó tu sonrisa y su amor.
Mirar a un rostro y llorar, abrazar al frialdad, lo inerte hecho real.
Caer al destino del dolor, una condena sin razón, sin motivo ni perdón.
Tocar un trozo de su piel y sentir la soledad, la usencia de su ser.
……………..
Ya son más de diez años de soledad, de silencio sepulcral, de estado vegetal.
Amar a un cuerpo hasta el final, que sólo te devolverá esas caricias de metal.
Hay una vida de mujer que se esfuma en un sillón de una habitación sin fe.
Dejar tu vida sin pensar que pudiste hacer más de lo que él te pudo dar.
Al final, el hombre sucumbió, y la mujer dejó su ser en la mortal enfermedad.
……………..
Ves, que el sueño es realidad, que no va a despertar, que no te volverá  a hablar.
Jamás sentiste tanto dolor, impotencia y frustración, te ahogaste en tu rencor.

ES TU REALIDAD

HERMANO



Despertar entre sudores, por sueños de realidad.
abrir los ojos a una vida de soledad.
Verte andar por los pasillos sin sonreír,
con la mirada perdida, me haces sufrir.
Ya no te quedan más fuerzas para seguir
te miras en el espejo y te ves morir.
Lágrimas de veneno y de dolor,
un llanto de impotencia en tu corazón.

HERMANO

Madre llora por las noches en la habitación,
cada día muere algo en su interior.
Padre no quiere aceptarlo, no le gusta llorar,
pero cuando ve a su hijo quiere gritar.
Una enfermedad viciosa te hace sufrir,
un beso de labios fríos te hace morir.
El S.I.D.A. te está venciendo, no hay marcha atrás,
en un silencio del tiempo te marcharás.

HERMANO

Al final te rendiste, y tu llama se apagó.
Quedó vacía la cama y desnuda la habitación.
El entierro fue precioso y todo el mundo lloró.
Yo sentado a tu lado te tengo algo que decir:
Soñar que estás aquí, que aún te puedo mirar.
No me dejes así, aún no me quiero despedir.
Te echo tanto de menos, todavía quiero jugar.
Aún tenemos de qué hablar, y tantas noches que reír.

Sabes que te quiero, y que jamás te olvidaré.