viernes, 11 de octubre de 2013

16 Abril 2007

NOTA DEL AUTOR: Para esta quinta entrega del club de escritura, se partió de una premisa: Todos los párrafos debían empezar por la palabra "YO"; y esto es lo que salió. 




Yo no pude evitarlo, tuve que hacerlo, ustedes me obligaron a hacerlo. No tuve opción. Había miles de oportunidades para evitarlo, para acabar con todo lo que sucedió, pero ustedes decidieron derramar su sangre y la mía.

Yo, que caminaba inane entre ustedes, fantasma humano, errante, sin alterar el curso de todo y nada; ustedes me acorralaron en una esquina y solo me dejaron una escapatoria. Tenían la decisión en sus manos pero no supieron ver las señales de socorro, y ahora esas manos están manchadas de sangre que jamás podrán lavar.

Yo, que nunca infringí daño alguno, ahora soy crucificado como Jesús; colgado, dejándome ser desangrado para entretenimiento de ustedes.

Yo que he vivido aterrorizado todo este tiempo, presa del miedo, ahora me elevo como ángel exterminador. Justicia para los impuros, salvación para los justos.

Yo, que he sentido como violaban mi alma y desgarraban mi corazón; que he sufrido la tortura de mi conciencia y el martirio de mi voluntad. Ustedes rompieron al hombre, ustedes dispararon primero. Fue su decisión.

Yo, que intenté ser eslabón de cadena, pieza de engranaje, uno entre la multitud, ahora soy despreciado. Puse todo mi esfuerzo en comprenderos, para no desentonar en la escena. Me dejé la piel para salir en la foto, atrás, donde viven los segundones. No quería gloria, eso es para otros, solo pedía el calor de uno sólo de los rayos que ustedes desprendían en su elitista popularidad; y hasta eso me arrebataron. Saludos, sonrisas, miradas de admiración…y qué recibo a cambio: la más absoluta repulsión.

Yo, insignificante forma, vida fútil sesgada por el egoísmo de ustedes, que siempre pasé desapercibido. Ustedes me enseñaron a ser patético, a ser humillado, a vivir una vida retorcida que ahora se extingue.

Yo quise correr, escapar, huir del dolor, pero ya no pude más. No pude correr más aprisa, no pude continuar. Tuve que hacerlo por mis hermanos y hermanas, por mis hijos y mis hijas, por todos ellos.

Yo no tomé este camino, fueron ustedes los que me lo enseñaron y me empujaron a él. Caprichosos, superlativos, insectos inmerecedores de la vida que disfrutan y de la que abusan. Yo ahora les mostraré el verdadero camino, y el mundo será testigo del nacimiento de un nuevo Mesías.

Yo hoy les enseñaré lo que se siente cuando te escupen a la cara y ahogan con basura tu garganta. Yo les enseñaré lo que se siente cuando eres obligado a escarbar tu propia fosa. Yo les enseñaré lo que se siente cuando mueres cada día, cuando te degüellan año tras año, cuando te queman vivo.
    
Yo hoy me sacrifico como Jesús. Gracias a ustedes muero como Jesús. Para ser inspiración de futuras generaciones, modelo y guía de pobres y débiles, hoy muero como Jesús.

Yo no quise que esto pasara, pero ahora debo cumplir con mi obligación; Él me ama y gobernará mis actos hacia la excelencia y la redención de los infectos; yo soy su instrumento y la verdad se alzará sobre la podredumbre.

Yo hoy viviré eternamente, y ustedes lo recordarán.

C.S.H.

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